El ave con dos plumas en forma de abanico y cola curva en forma de raqueta


Hemos presentado a la anterior como rey de las aves del paraíso, pero la que recibe el nombre de reina, dado por los naturalistas, no tiene más de quince centímetros de longitud, y se distingue por dos plumas en forma de abanico que ostenta en el pecho, y una cola de plumas encorvadas que terminan imitando la curva de una raqueta. Su plumaje es verde, púrpura, rojo y blanco.

El ave del paraíso de Wilson, otro miembro de esta familia, conocido con el nombre de su descubridor, tiene la cabeza casi desnuda, presentando en ella sólo dos franjas de plumas en cruz. La piel es de color azul subido. Salen de su cola dos largas plumas que se cruzan para encorvarse luego completamente, tal si fueran los ojos de unas tijeras.

Así como tenemos el ave del paraíso de doce alambres, existe también el de seis. Las plumas son muy largas, relucientes y de la consistencia del alambre; nacen en la base de la cabeza y están desnudas hasta su extremo, en donde puede verse una fina telilla plumosa. Ostenta sobre el pico un penacho de plumas plateadas, que puede mantener caído o levantado, a voluntad. Ningún escritor podría describir la magnificencia de estas aves. Es preciso verlas. Es gran suerte para una colección zoológica el poseer uno o dos ejemplares vivos, pero es difícil conservarlos en cautividad. Pueden dárseles las semillas, frutas e insectos que más les gustan; les faltará siempre la libertad y el aire de su tierra de origen.