De cómo pierde sus astas el ciervo al llegar la primavera


Todos sabemos que el ciervo se halla dotado de una hermosa cornamenta, que constituye su orgullo; pero, ¿sabe todo el mundo que estas astas tan bellas se le caen todos los años, lo mismo que se le caen al pavo real las plumas de brillantes colores que forman su espléndida cola? A pesar de que los cuernos del ciervo son más grandes cada año, los mudan invariablemente al llegar la primavera. En la época del celo, los machos luchan entre sí encarnizadamente con los cuernos. Una vez terminada la lucha, para nada les sirven éstos, y por eso se les caen. Después, al comienzo del nuevo año, vuelven otra vez a crecerles.

Al principio, las astas están cubiertas de una piel muy fina, cuyo objeto es protegerlas mientras no adquieren las dimensiones y dureza necesarias. Más adelante, cuando la cuerna ha adquirido bastante consistencia, ráscansela los ciervos contra los árboles, para arrancarse dicha piel, y, para cuando llega la época de formar un nuevo rebaño, poseen ya una cornamenta fuerte y bella, que les permite luchar, si es preciso.