El oso que vive en las regiones de la nieve y del hielo


El animal más temible que existe en las regiones árticas es el oso blanco o polar. Este oso, sin embargo, no tiene un aspecto tan temeroso como los que había en Europa en tiempos pasados, conocidos con el nombre de “osos de las cavernas”, los cuales eran tan enormes, que el peso de dos de ellos hubiera superado el de tres osos de los más grandes que existen hoy. El oso blanco se alimenta principalmente de focas y de morsas, así como de la carne de las ballenas; pero también mata al hombre para comérselo, siempre que puede.

La hembra, en invierno, se aparta de la orilla del mar y se cava en la nieve un escondrijo, quedándose allí dormida durante toda la estación, mientras el macho anda en busca de alimento y protegiéndose contra el frío lo mejor que puede. Cuando llega la primavera, la osa sale de su cueva, acompañada, por lo regular, de algún hijuelo recién nacido. El oso blanco sabe nadar y camina sobre superficies de hielo muy lisas (en las que no podrían aventurarse un hombre o un caballo) porque tiene sus grandes patas cubiertas de unas cerdas que impiden que pueda resbalar.

Tal vez este animal no supiera qué hacer al encontrarse delante de un árbol; pero el oso pardo, el gris, o cualquiera de los osos que no viven en las regiones árticas, trepan a los árboles con gran agilidad si en su cima hay nidos de abejas o algún hombre refugiado en ella. Los osos van a cualquier parte donde encuentren algo que comer. Se alimentan de raíces o de bayas, y de miel; persiguen y matan al caballo o al hombre; y, cuando no hallan otro modo de saciar el hambre, comen el cuerpo de cualquier animal muerto. La mayoría de los osos pasa durmiendo todo el invierno; en verano se ponen tan gordos, que mientras duermen les sirve de alimento la grasa que han acumulado. Cuando en la primavera salen de sus escondrijos, están flacos y hambrientos. Para dormir suelen albergarse en una cueva u otro agujero cualquiera, y aun en el tronco de algún árbol corpulento.