Cómo se pierden muchos millones de pesos por culpa de un menudo insecto


Al cabo de esos diecisiete años, pasados bajo tierra, las pequeñas cigarras aparecen en forma como de moscas, empiezan a devorar el follaje de los árboles, y destruyen las cosechas de fruta. En 1874, los ataques de esos insectos causaron en cuatro Estados de América del Norte perjuicios valuados en muchos millones de dólares, sin contar con los enormes daños acarreados en el comercio y en las industrias relacionadas con la clase de cosechas destruidas por aquella plaga.

La cigarra, hasta cierto punto, constituye una curiosidad, por su chirrido estridente; cuando no hay plaga de estos insectos, algunas personas los crían en jaulas para escuchar ese ruido monótono que llaman canto y que, cuando no hay viento, puede oírse a una distancia de más de un kilómetro.

Pero, al hablar de destrozos causados por los insectos, debemos, ante todo, fijarnos en la verdadera langosta perteneciente a la familia de los acrídidos, conocida como insecto destructor desde tiempos remotos, pues la Biblia ya menciona sus estragos. La langosta sigue apareciendo en multitudes inmensas, aunque ya no es tan temible porque se dispone de poderosos medios para combatirla.