Los coleópteros que alumbran las selvas con sus destellos


Lampírido quiere decir que brilla, y se aplica esta designación a las luciérnagas, coleópteros que emiten luz. En Ceilán, en América del Sur, en las Antillas y en algunas regiones de Canadá, entre otros sitios, los bosques, durante la noche, parecen lugares fantásticos, dignos de los cuentos de hadas. Las luciérnagas y cocuyos revolotean a miríadas alrededor de los árboles, matizando el follaje con destellos diamantinos. Después de la lluvia el aire parece lleno de una infinidad de estelas luminosas que proceden de chispas animadas, que vuelan describiendo círculos en torno de las copas de los árboles, dándoles un aspecto encantador, capaz de inspirar a pintores y poetas.

El cocuyo o cucuyo, como también se lo llama, presenta dos grandes discos blancos, luminosos, en la parte anterior y superior del cuerpo, y una porción basal en el abdomen, que también produce luz. Como este animal llega a tener más de tres centímetros y medio de longitud, la luminiscencia es muy notable. Se encuentra en grandes cantidades en muchas regiones de América Central.

Ciertas aves utilizan las luciérnagas y los cocuyos para adornar los nidos, y algunos indígenas de los países en que abundan hacen lámparas reuniendo gran cantidad de ellos. Algunas mujeres los envuelven en gasa y se engalanan así el cabello, y los niños también suelen usarlas, cuando juegan, para adornar sus vestidos.