El insecto admirable que adquiere la apariencia de una hoja


Veamos ahora si las maravillas del insecto hoja y del insecto palo son las únicas en la historia de los milagros de la Naturaleza. Poco tardaremos en comprobar que no. Aquella semejanza ha alcanzado en esos insectos el mayor grado de perfección, pero es también maravillosa en otras especies de seres más débiles. Fijemos antes la atención en los citados en primer término.

Es curiosa la facilidad con que los mismos indígenas de los países en que se cría el insecto hoja lo confunden con las hojas del vegetal. Su patria es la India; los ejemplares más perfectos se hallan en Ceilán, entre otras comarcas. Advirtamos de antemano que los indígenas de esta isla disfrutan de una vista privilegiada. La vida salvaje o semisalvaje que llevan y la necesidad de cazar en los bosques para asegurarse el sustento les han dado un poder visual superior al de los europeos. Júzguese, pues, cuan perfecta debe ser la semejanza entre esos insectos y las hojas en que descansan para que aquellos habilísimos cazadores no los distingan.

Y, en efecto, los confunden hasta el punto de creer que el insecto es una parte de la planta, que se forma en ella, que crece como verdadera hoja y que, al llegar a su madurez, se desprende del vegetal para volar libremente. No es preciso decir que esta explicación es un error grosero, como jo sería decir que las ropas y las pieles en que se desarrolla la polilla producen por su virtud propia estas especies de animales. Pero tal suposición es perdonable en los indígenas.