¿Por qué se tuerce el curso de los ríos y serpentea en vez de correr invariablemente en línea recta hacia el mar?


El curso de los ríos depende por completo de la configuración de las tierras por donde pasan. Si éstas cambian con el transcurso del tiempo, la dirección de los ríos se alterará también. El agua desciende hacia el mar, solicitada por la gravedad de la Tierra, y se va aproximando siempre al centro de ésta tanto como le es posible. Corre como lo haría una pelota por una superficie irregular. Así, vemos a veces que, cuando la tierra es llana y desciende suavemente, como la superficie de una mesa ligeramente inclinada, los ríos corren por ella en línea recta; pero si éstos tropiezan en su marcha con alguna eminencia del terreno, la rodean y siguen luego su curso natural.

Cuando observamos las curvas y rodeos de los cauces de los ríos en terrenos que, al parecer, son llanos, no acertamos a explicarnos el fenómeno; la razón es muy sencilla, sin embargo; ciertos terrenos nos parecen llanos, porque no podemos apreciar a simple vista sus depresiones y alturas; pero como, en realidad, no son totalmente llanos, las aguas siguen el curso que el suelo les impone. Si nos valemos de instrumentos especiales para estudiar la configuración verdadera del terreno, descubriremos al punto que los ríos hacen lo único que pueden hacer, que es correr siempre de acuerdo, por cierto, a la declinación del terreno que atraviesan, es decir: hacia abajo.