¿Por qué parece que está doblado el bastón que hemos introducido en el agua de un estanque?


Vemos el bastón, como todos los objetos, gracias a los rayos de luz que nos envía, los cuales se propagan obedeciendo a ciertas leyes. Los rayos de luz van siempre en línea recta; y por eso, si el bastón es recto y se deja ver entero a través de un medio único y uniforme, como ser a través de una masa tranquila de aire o de agua. Pero si el aire o el agua se encuentran en movimiento, ya no lo veremos derecho, ni tampoco si lo sumergimos a medias en el agua.

Podemos realizar nosotros mismos este experimento sumergiendo un bastón en un estanque, o un lápiz en un vaso de agua, o valiéndonos de otros diversos medios, y observaremos que siempre parecen doblarse estos objetos por el punto donde son interceptados por la superficie del agua. Esto se aprecia mejor levantando el vaso y mirando lo que ocurre en su interior, por sus costados. Vemos entonces medio lápiz a través del aire, y el otro medio a través del agua; pero si nos fijamos bien, repararemos que, para llegar a nuestros ojos, la luz procedente de su mitad inferior tiene que atravesar, primero, el agua; luego, las paredes del vaso y, por último, el aire mismo. Ahora bien, hay una ley que dice que siempre que un rayo de luz pasa de un medio a otro, de distinta densidad, como del agua al aire, se desvía; y por eso, aunque vemos bien recta la parte del bastón que está debajo del agua, mientras ésta permanece tranquila, nos parece que forma un ángulo más o menos obtuso con la parte que queda fuera. Esta desviación que sufren los rayos de luz en tales casos, se llama refracción.