¿ derriban los árboles y no los juncos?


No sólo a los juncos respetan, sino a ciertos árboles, como los sauces, que se doblan como ellos. La razón hay que buscarla en la diferente naturaleza de la madera de que se hallan formados los árboles: unas son más elásticas que otras. Los troncos de los árboles rígidos como la encina, permanecen enhiestos en medio de los vientos más furiosos; en tanto que los sauces y los juncos se doblan al impulso de otros mucho más débiles, porque son en extremo flexibles. Cuando el viento se convierta en temporal, las encinas se romperán, en tanto que los sauces y los juncos no harán más que doblarse, como antes; y cuando renazca la calma, se enderezarán de nuevo en virtud de su gran elasticidad. Si golpeamos con un palo un trozo de cuerda, ésta se doblará, pero no se romperá; pero si golpeamos con el palo a otro más débil, éste se quebrará sin duda.