¿Por qué la sal que ingerimos nos produce sed?


La razón por la cual la sal común causa sed es porque se necesita siempre una cantidad proporcional de dicha sal en la sangre y en todas las partes del cuerpo; y esa proporción, importa mucho saberlo, es parecida a la del mar, en donde se sabe que, de algún modo, comenzó la vida. Pero esa cantidad proporcional no debe ser traspasada. Si se ingiere, pues, sal con exceso, será necesario rebajar este exceso porque con él se ha recargado el organismo y es preciso que éste vuelva a tener su proporción normal, y la manera más sencilla de conseguirlo, según nos lo indica instintivamente la sensación de sed que experimentamos, consiste en tomar agua para que ésta elimine la sal sobrante. Por este motivo dice el cuerpo: “¡Tengo sed!”. Hay, además, varios hechos que demuestran cuan acertado suele estar el cuerpo en lo que pide, con tal que lo tratemos bien y no intentemos engañarlo. Además de la sal, todos los manjares o bebidas de sabor muy fuerte provocan la sed, y sucede así por la razón explicada. Por eso no es bueno ingerir tales sustancias a no ser que vayan mezcladas de suficiente agua, pues causan al cuerpo mucho daño, del mismo modo que una medicina fuerte daña la boca y la garganta si no se le añade agua.