¿Qué utilidad efectiva nos prestan las cejas?


Es ésta una pregunta a que todos deberíamos saber responder y, sin embargo, hay muchas personas mayores que lo ignoran. Dos son las razones por las que estamos dotados de cejas. En primer lugar, si no las tuviéramos, las gotas de sudor que se forman en la frente cuando tenemos calor, resbalarían y penetrarían en los ojos, lo que sería perjudicial, no sólo porque nos cegaría, sino porque el sudor contiene productos de excreción nocivos, de los cuales conviene desprendernos, razón capital para atender a la limpieza del cuerpo.

Debido a su disposición, las cejas recogen las gotas de sudor y las desvían, y esto es ya en sí una razón poderosa; pero aun hay otra, no menos importante que la anterior. Las cejas tienen por finalidad proteger nuestras pupilas del exceso de luz. Por eso cuando ésta es muy intensa solemos fruncir el entrecejo para atenuar sus efectos.