¿Por qué se ve el fogonazo de un cañón antes de que se oiga el estampido?


Al disparar un cañón se producen en el mismo instante la luz, o sea el fogonazo, y el sonido o estampido. La luz es una onda que se mueve en algo que se halla en todas partes y que llamamos éter; y el sonido es otra onda que se mueve en el aire.

Como todas las ondas, ya en el agua, en el aire o en el éter, éstas necesitan algún tiempo para recorrer su camino. Pero las ondas sonoras viajan muy lentamente, si las comparamos con las luminosas. El sonido se mueve solamente a la velocidad de 340 metros por segundo, en tanto que la luz recorre más de 300.000 kilómetros en el mismo tiempo. Si estuviésemos muy cerca del cañón, oiríamos el estampido y veríamos el fogonazo casi tan juntos que no podríamos decir cuál de los dos fue primero; pero cuanto más lejos nos hallemos, tanto mayor será la diferencia de tiempo entre ambos, ya que la luz nos llega con extrema rapidez, y el sonido avanza lentamente. Y si observamos con mucha atención, vemos el fogonazo una pequeñísima fracción de segundo después de haberse producido; pero la onda sonora tardará en llegar a nuestros oídos mayor o menor número de segundos, según la distancia a que nos encontremos. Si asistimos do lejos a un partido de pelota, observaremos una cosa parecida; veremos que cuando la pala lanza la pelota, el ruido que ello produce no se oye en aquel momento, sino algo después. La luz recorre en unos ocho minutos la distancia que hay del Sol a la Tierra, y desde la estrella más próxima hasta nuestro planeta tarda unos cuatro años. No nos llega jamás sonido proveniente de la Luna, del Sol o de las estrellas, porque no hay entre ellos y la Tierra aire que pueda servir de conductor del mismo.