¿Conserva siempre la Tierra el mismo peso o sufre alteraciones?


Podríamos decir que sí, pero no sería verdad de una manera absoluta. Año tras año, la Tierra va aumentando de peso, porque recoge algunos cuerpos pequeños que discurren por el cielo, al paso que, si algo pierde, debe de ser muy poco o nada. Esos cuerpos son conocidos vulgarmente con el nombre de estrellas errantes, y anteriormente nunca formaron parte de la Tierra; pero ésta, en su carrera a través del espacio, crúzase frecuentemente con ellos, los atrae hacia si, y los incorpora a su masa, con lo que aumenta de peso.

En los museos podemos contemplar los restos de algunas de esas estrellas errantes, aunque un buen número de ellas se quema totalmente en virtud del calor que desarrolla su rozamiento con el aire, cuando penetran en la atmósfera. Esto aparte, la Tierra conserva siempre el mismo peso, pues la atracción evita que nada se desprenda de ella. Es posible que, en su movimiento de rotación, despida cierta cantidad de esos gases en extremo enrarecidos que constituyen las capas más elevadas de la atmósfera; de la misma manera que, si hacemos girar con rapidez el paraguas con que nos resguardamos de la lluvia, veremos desprenderse de los extremos de sus varillas algunas gotas de agua; y aun es de suponer que la Luna fue un día despedida de la Tierra de una manera análoga, cosa que no puede asegurarse en forma absoluta, empero.