¿Cómo saben nadar los patitos sin que nadie se lo enseñe?


Principalmente por instinto. Conviene recordar, sin embargo, que en la mayor parte de los casos los animales tienen mayor facilidad para nadar que los hombres; que algunas personas se lanzan desde luego a nadar casi sin aprendizaje, y, por último, que probablemente todos podríamos nadar sin ninguna enseñanza previa, a pesar de que nuestros cuerpos no se hallan conformados expresamente para ello, si el miedo experimentado por los que no saben nadar, al verse dentro del agua, no les hiciera sacar los brazos, con lo cual acrecientan el peso relativo de sus cuerpos y se hunden más fácilmente.

También los insectos, que a nadie han visto hacer las labores que les son peculiares, las ejecutan con rara y admirable perfección.

Decimos, comúnmente, que las realizan por instinto, pero no debemos olvidar que esos actos responden a necesidades fisiológicas, como lo es el mamar en el niño recién nacido, o el corretear detrás de la madre en el potrillo. Actualmente, la ciencia nos enseña que esos actos fisiológicos se heredan, como los caracteres del cuerpo, ni más ni menos. A tal clase de actos pertenece la natación del pato, la de los peces y la de los cocodrilos, entre otros. Ninguna de estas especies de animales necesita aprender a nadar, al igual que las moscas y otros insectos, lo mismo que las aves, no requieren que nadie les enseñe a volar.