¿Por qué no evapora el sol la sal que contienen los mares?


Los diversos cuerpos simples y compuestos difieren de una manera natural y permanente unos de otros en su grado de volatilidad, o facultad de evaporarse. Algunos, como los cuerpos simples gaseosos, y un cuerpo simple líquido como el bromo, o uno sólido como el yodo, son en extremo volátiles; y lo mismo sucede con algunos cuerpos compuestos, como el agua. Estos cuerpos, en condiciones favorables, toman el estado gaseoso y se mezclan con el aire. Pero otros muchos cuerpos simples y compuestos se volatilizan con gran dificultad. El carbono, por ejemplo, es una sustancia de las menos volátiles; sin embargo, bajo el calor enorme que produce el arco voltaico, o en las estrellas, cuya temperatura es en extremo elevada, el carbono puede ser volatilizado rápidamente.

Las sales del mar son todas ellas compuestos muy poco volátiles. Si se les aplicase un calor suficientemente intenso para volatilizarlas, es probable que se desdoblasen primero en sus diversos elementos. Así pues, el Sol solamente puede evaporar aquellos cuerpos que, como el agua, adquieren fácilmente la forma gaseosa, porque sus rayos no poseen el calor suficiente para evaporar las sales que aquélla contiene: y aunque lo poseyese, dichas sales se descompondrían antes de evaporarse, y pasarían después separadamente al estado gaseoso sus diversos elementos.