¿Cómo se mide la superficie de un país cuya configuración es irregular?


La mayor o menor dificultad que ofrece la medición de un país depende de su configuración especial. La medición de las superficies rectangulares no ofrece la menor dificultad; nadie ignora que un rectángulo es una figura geométrica que tiene sus cuatro ángulos rectos. El más sencillo de todos los rectángulos es, por supuesto, el cuadrado; pero dos de los lados opuestos de la expresada figura pueden ser mucho más largos que el otro par, sin que por eso deje de ser un rectángulo, con tal de que sus cuatro ángulos sean rectos. Estas páginas son rectangulares, a pesar de no ser cuadradas.

Ahora bien; nada más fácil que medir el área de estas páginas o de cualquiera otra superficie rectangular, como ellas. Si el rectángulo fuese un cuadrado, midiendo la longitud de uno de sus lados -ya sabemos que los cuatro son iguales- y multiplicando el número de unidades que arroje esta medición por sí mismo obtendremos su área, expresada en la clase de unidad de que nos hayamos valido para ello: en kilómetros cuadrados, por ejemplo, si empleamos el kilómetro como unidad para expresar la superficie. Si se trata de esta página, o de cualquier otro rectángulo que no sea cuadrado, multiplicaremos la longitud de uno de sus lados por la del lado adyacente, y, si hemos tomado el centímetro como unidad lineal, el producto nos dará el número de centímetros cuadrados que tiene de superficie. Claro es que la mayoría de los países no son rectangulares, y cuanto más irregular sea su configuración, más difícil ha de sernos la medición de sus áreas. El principio es siempre el mismo que acabamos de describir, pero su aplicación requiere frecuentemente muchos y muy intrincados trabajos.