¿Por qué tienen pelo los caballos y lana las ovejas, siendo que ambos se alimentan de hierba?


Una de las más admirables facultades que poseen los seres vivientes es la de transformar en sustancia de sus propios cuerpos casi todos los alimentos que ingieren. Mientras éstos posean ciertas sustancias químicas, pueden utilizarlas como una fuente de vida de sus cuerpos, pues es la fuerza vital de éstos la que produce las sustancias especiales que convienen a su organismo.

Entre el pelo y la lana no existe en realidad gran diferencia; la lana no es otra cosa que una clase especial de pelo, y algunas razas humanas tienen el pelo lanudo. Pero podríamos ingerir cierta clase de alimentos, la clara de huevo, por ejemplo, y dársela a varias clases de animales, y cada una de ellas la convertiría en una cosa distinta: las aves en plumas, las ovejas en lana, los peces en escamas, las langostas en caparazones, y los puercoespines en púas. Esto nos demuestra de qué modo tan diverso transforma los alimentos la vida que en cada criatura existe, y cómo hace de una misma sustancia aquello que más conviene a cada individuo en particular. Pero ningún alimento imaginable será capaz de hacer criar escamas al caballo, ni pelos al pescado, ni plumas a la langosta. La fuerza vital de cada criatura sólo es capaz de hacer aquello para lo que está creada y que asegura su vida.