¿Giraba la Tierra más de rpisa antes de enfriarse que ahora?


Es difícil contestar a esta pregunta de una manera categórica, pues, claro está, no había nadie en la Tierra para observar lo que entonces ocurría. Sin embargo, hay poderosas razones para suponer que la velocidad con que la Tierra da vueltas disminuye gradualmente; lo cual, desde luego, significa que en tiempos remotos esa velocidad era muchísimo mayor. Lo que llamamos un día es el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta sobre sí misma. Parece probable que nuestro planeta, en este movimiento, se retrasa unos cuantos segundos cada siglo; y los cálculos que se han efectuado últimamente con mucho cuidado, si bien, por supuesto, siempre subsistirán ciertas dudas, nos inclinan a creer que hubo un tiempo en que el día, es decir, la rotación de la Tierra, duraba sólo cuatro horas en lugar de veinticuatro, y que en un porvenir muy lejano, durará treinta o todavía más.

Esta disminución de la velocidad con que gira el mundo que habitamos es debida principalmente a las mareas que se producen en su superficie, por efecto, en primer término, de la atracción de la Luna, y también, hasta cierto punto, por la influencia del Sol. Estas mareas debieron producirse ya mucho antes de que la Tierra se enfriara, aunque no eran entonces mareas de agua, sino más bien de materias derretidas que luego se solidificaron para formar las rocas de que se compone la corteza terrestre. Las mareas actúan como un freno que, por su rozamiento constante con la superficie de la Tierra, mientras ésta ejecuta su rotación, tiende siempre a retardar el movimiento de que ella está animada.