¿Por qué no podemos caminar en línea recta cuando cerramos los ojos?


No es, en realidad, muy extraño que no podamos caminar en línea recta, cuando cerramos los ojos; más sorprendente sería que pudiésemos hacerlo. Sólo de un modo podríamos caminar en línea recta con los ojos cerrados: si los pasos que diésemos con ambas piernas fuesen iguales.

Pero, aunque no lo advirtamos, nuestros pasos no tienen la misma longitud, y esto ocurre probablemente en todas las personas, sin excepción. Nuestras piernas son, por regla general, casi iguales; pero si las medimos con escrupulosidad, veremos que no tienen exactamente la misma longitud. Así pues, de hecho, los pasos que damos con una pierna no son iguales a los que darnos con la otra, y éste es el motivo de que, si caminamos sin que nos guíe la vista, o alguien, lo que hacemos es describir
círculos de mayor o menor radio.
Pero, no se crea que la causa de que no podamos caminar en línea recta con los ojos cerrados, siquiera unos cuantos pasos, estriba únicamente en la desigual longitud de nuestras piernas, sino que contribuye a ello también la dificultad de guardar el equilibrio. Nuestros ojos nos son de gran utilidad para equilibrar el cuerpo; y, sin su auxilio, el peso de éste tiende a inclinarse unas veces demasiado a una parte y otras a otra, lo que nos obliga a echar el paso en la dirección conveniente para evitarnos una caída, y de este modo nos apartamos de la recta.