¿Por qué corren los ríos constantemente sin detenerse jamás?


Ya dijimos anteriormente que el agua de los ríos (como todo cuanto existe en la superficie de nuestro globo) es atraída constantemente, por la fuerza de gravedad, hacia el centro de la Tierra, y tiende siempre a acercarse lo más posible a ese centro.

Aunque un río o un torrente se precipiten en profundas cimas, o corran por hondas quebradas, no abandonan la superficie; pero conviene tener presente que a medida que descienden, los puntos de esa superficie van estando sucesivamente, más cerca del centro de la Tierra. Al caer hacia dicho centro, todos los cuerpos pierden parte de la energía de que venían animados, y cabe preguntar, de dónde obtiene el agua la energía para mover la rueda de un molino. ¿Qué es, pues, lo que en un principio levanta el agua y sigue luego levantándola? Es el Sol. De manera que la contestación a la pregunta “¿Por qué se mueven siempre los ríos?” viene a ser la siguiente: “porque el Sol brilla constantemente”. La potencia del Sol eleva el agua del mar, que luego cae en forma de lluvia y acaba por constituir los ríos. Por tanto, en realidad, es el Sol el que hace dar vueltas a las ruedas de los molinos y él contrarresta nuestros esfuerzos cuando tratamos de nadar o remar contra la corriente.