¿Por qué presentan las rosas diferentes colores?


Ésta es una pregunta que no puede ser contestada en una sola frase, porque el color encarnado de estas flores depende de muchas cosas independientes de ellas mismas. Mirada con luz verde, ninguna rosa es encarnada, ni en la oscuridad tampoco; pero vistas con luz roja, las blancas nos parecen encarnadas. Por consiguiente, debemos estudiar la luz que las rosas reciben del Sol.

Sabemos que la luz blanca es una mezcla de rayos de varios colores, incluso también el rojo. Si una rosa, u otro objeto cualquiera que no posee luz propia, es visto a favor de una luz que no contenga rayos rojos, jamás podrá tener este color. Las rosas no tienen luz propia, y por tanto, la primera razón de que sean rojas es que la luz del Sol contiene rayos de este color; pero siendo esto así ¿cómo son unas blancas y otras rojas?

La razón de esto estriba en que no todas las rosas se conducen de igual modo con los rayos del Sol que sobre ellas caen. Los rayos rojos inciden sobre las rosas blancas, de igual modo que los demás rayos de los diversos colores, pero no las vemos rojas, porque reflejan hasta nuestros ojos toda la luz que reciben. Como ya hemos indicado, si sólo las iluminan rayos encarnados, las vemos rojas, pues no pueden reflejar otra luz que la que reciben. Pero las rosas encarnadas, en vez de reflejar todos los rayos que sobre ellas caen, sólo reflejan los rojos, pues absorben todos los demás, y por eso las vemos rojas.