¿Por qué el giroscopio pueden mantenerse en equilibrio con tanta facilidad?


El giroscopio es muy parecido al trompo, aunque más pesado y mejor construido que éste. Comúnmente tiene la forma de una rueda provista de una pesada llanta de metal, dispuesta de tal suerte que puede girar libremente, cuando se le imprime un movimiento adecuado. Todo cuerpo que gira tiende a recuperar su estado de reposo debido a la resistencia del aire y al rozamiento sobre su base de sustentación, a no tratarse de un cuerpo que, a semejanza de la Tierra, gire aislado en el espacio. Así, pues, es posible hacer girar a un giroscopio y observar después lo que hace, sometido a diversas circunstancias.

Los hombres dedicados al estudio de la ciencia han descubierto que el simple movimiento comunica fuerza, resistencia y, además, todas las propiedades de dureza y rigidez a los cuerpos que carecen de las mismas. Y esto ocurre también con el giroscopio. Su movimiento rotatorio le comunica el poder de resistir con firmeza cualquier fuerza que tienda a alterar la dirección de su giro. Cuanto mayor sea el giroscopio, mayor será también la cantidad de movimiento con que gire, y mayor la resistencia que presente a cualquier fuerza que trate de alterar la dirección de su movimiento. Por eso un coche de ferrocarril podría rodar sin peligro sobre un solo carril, sin caerse, con tal de que estuviera provisto de un giroscopio tan pesado y que girara con tal velocidad que su tendencia a no dejarse perturbar ni torcer contrarrestara las fuerzas que tienden a volcar dicho coche.