LUCHA - Gervasio Méndez


El poeta argentino Gervasio Méndez (1848-1918). da aquí la impresión de un hombre pobre v desgraciado, en lucha abierta con la adversidad. Paralítico durante la mayor parte de su vida, sus composiciones respiran honda melancolía.

Yo tenía un hogar pequeño y pobre,
Digna cuna del mártir y del paria.
Sin techo en la tormenta de su suerte,
Sin pan en su hambre, y en su sed sin agua.

Era un humilde nido, casi oculto
En las frondosas y flexibles ramas
De un bosque de fragantes madreselvas.
Albos jazmines y encendidas dalias.

En su estrecho recinto no cabía
La pequeñez de la grandeza humana,
¡Pero ofrecía ilimitado espacio
A la gigante aspiración de mi alma!

¡Ebrio de su maldad, jamás el mundo
Hizo estallar en él su carcajada,
Ni en su celeste atmósfera fue el vicio
A derramar sus repugnantes miasmas!

Allí abrían las rosas sus capullos
A la caricia de la luz del alba,
Como al calor de maternales besos
Se abren los frescos labios de la infancia.

Embriagados de esencia, los jazmines
Sobre sus verdes tallos se inclinaban;
Encorvados ancianos parecían,
Envueltos en la nieve de sus canas.

Como regia diadema de brillantes
Que centellea en una frente casta,
Las luminosas gotas de rocío
Sobre la flor del azahar chispeaban.

Los perfumes, la luz, la melodía
Del canto del zorzal y la calandria.
Todo formaba un colosal poema
En aquel libro de pequeñas páginas.

Deslumbrado una tarde por el brillo
De sus hermosas y radiantes galas,
Vi de pronto caer una paloma
Bajo la fuerza de sangrienta garra.

¡Era mi juventud, rica de ensueños.
Ilusiones, anhelos y esperanzas.
Que el buitre del dolor acometía
Con sed de sangre y convulsión de rabia!

Desde entonces arrastro la cadena
Que oprime mi existencia desolada,
Luchando día a día, sin rendirme,
Con el hambre, la sed y la desgracia.

¡No es posible triunfar! Pero que al menos,
Cuando en el polvo de la tumba caiga,
Sepan que no he ganado los laureles
Ocultando la frente en la batalla.