LA FUNDACIÓN DE CARTAGO - Augusto Platen


Como ejemplo de heroica fidelidad conyugal, el poeta alemán Augusto Platen (1796-1835) presenta en este romanee la legendaria figura de Dido, esposa de Siqueo y fundadora de Cartago, célebre espita] de la república de igual nombre, rival de Roma (247-202 a. de J. C.).Dido prefirió la muerte a dar oídos a la proposiciones del poderoso Yarbas, que deseaba tomarla por esposa.

Huyendo del crudo hermano
Que codicia sus tesoros,
Y en el pecho de Siqueo
Hundió su daga alevoso,
Deja la hechicera Dido
El patrio suelo sidonio.
Lleva consigo riquezas,
Y los restos del esposo,
A quien fe eterna tributa
Como cumple a su decoro;
Pues amor leal de viuda
Se parece a amor de novios.
Al zarpar, nobles y siervos
Síguenla en tropel a bordo:
Surcan en altas galeras
El haz azul del mar hondo,
Hasta que playa africana
Recibe alegres a todos.
Manda alzar ciudad altiva
Dido en abrigado golfo:
Golpea en la orilla el hacha;
Caen peñascos a trozos.
Templo, casa, choza y puerto
Fuerte muro ampara pronto:
Luego la ciudad gobierna
Dido desde altivo solio.
Mas la fama de su encanto
Tiende sus alas de oro.

Era Yarbas -su vecino,
Rey de un pueblo valeroso,
El cual la ofrece su mano,
A fe, con altivo tono:
-Si la reina desdeñosa
Mi amor rechaza y mi apoyo,
¡Ay de esos muros! ¡pudieran
Cual sueño hundirse en escombros!
Temblando lo oye Cartago,
Que era Yarbas poderoso,
Y los ancianos del pueblo
De Dido acuden al trono.
Ruéganla que estreche el lazo,
Y no entregue a saco y robo
Aquellos lares y templos
Que ella edificó con gozo.
Pero un mal genio se entrona
De su pecho en lo más hondo:
¿Qué ha de hacer? ¿oír el ruego,
Y faltar al dulce esposo?
¿O desoírlo, y al pueblo
Faltar negándole apoyo?
Pero en alma cual la suya
Es la duda leve soplo:
Sólo lo grande concibe;
Lo grande ejecuta sólo.
Manda alzar, cual para ofrenda,
Un montón de secos troncos;
Se adelanta, en él se sube
Llamando a su pueblo en torno:

-No temas, Cartago mía,
Del enemigo el encono:
Libre del suelo brotaste;
No te hundirás en escombros.
¡Abre tus brazos, Siqueo,
Tus brazos abre amoroso!-

Esto diciendo, una espada
Coge con sereno rostro;
La hunde en el seno más bello
Que viera el astro glorioso;
Y al punto en fúnebre urna
fue encerrado el noble polvo;
En el templo fue enterrado,
Bajo el árbol grato a Apolo.
Yarbas a Cartago deja
En quieta paz. De tal modo
Fundó la mujer más grande
La ciudad, del mar coloso.