EL ANILLO DE RUBÍES - Emilio Deschamps


La máxima evangélica que recomienda amar a los enemigos y devolver bien por mal, halla en Emilio Deschamps (1791-1871), literato francés y uno de los primeros representantes del romanticismo, un entretenido e ingenioso expositor.

Cierto padre repartió
Sus bienes a sus tres hijos.
Reservándose tan sólo
Cual rica alhaja un anillo
De rubíes.-Le reservo
Esta joya -a aquellos dijo-
Al que la acción más hermosa
Ejecutare. Id hoy mismo;
Pero volved para Pascua
De Navidad, a este sitio.

Bajo el hogar, oiré entonces
Con el objeto que os digo,
Referir a cada uno
Como mi anhelo ha cumplido.
Los tres gozosos partieron,
Y el día en que se convino,
Los tres volvieron, exactos,
A hollar el paterno asilo.

Así se expresó el primero:
-Un extranjero, hombre rico,
A quien hallé de viaje,
Confióme, sin recibo,
Un saco de oro. Su dueño
Murió, y pude hacerlo mío.
Sin prueba alguna en contrario,
A su viuda devolvílo.
-Una acción que siempre es buena-
Repuso el padre- has cumplido;
Mas un deber riguroso
Era tan sólo, hijo mío,
El devolver esa suma.
No es de un hombre honrado y digno
Apropiarse el bien ajeno:
Es de viles y bandidos.

-Cierto día -habló el segundo-
En un gran lago vi a un niño
Que se ahogaba; como un rayo
Lánceme a él: de un peligro
Inminente, salvo al punto,
Por mi arrojo a hallarse vino.
-También esa acción que cuentas,
Es muy laudable, hijo mío-
Replicó el padre-. Es muy digna;
Mas solamente has seguido
Las lecciones venerandas
Del Maestro a sus discípulos:
“Socórreos mutuamente
En todo trance y peligro.”

Así se expresó el postrero:
-Vime un día a mi enemigo
Solo y al sueño entregado
Al borde de un precipicio;
Al más leve movimiento
Iba a rodar al abismo.
Yo le salvé en el instante
De aquel riesgo inminentísimo
-Ven a mis brazos -gozoso
El padre exclamó-, hijo mío.
Tuya es la joya. Recíbela
Cual galardón merecido.
“La virtud suprema es
Servir a sus enemigos.
Volver el bien por el mal
Es imitar a Dios mismo.”