SOL DE LA TARDE - Ramón del Valle Inclán


Sol de la tarde, hermoso patriarca del cielo
Que la cima del monte besas como un abuelo
Que va a morir: La tarde, bella samaritana,
Te unge de aromas para resucitar mañana;
Y a la sonrisa de la brisa, un laurel rosa,
Da como una oración su rosa más hermosa.

Sol de la tarde, augusto sembrador que el tesoro
De la luz nos envías como un trigo de oro
A la tierra, que tiembla bajo el sagrado vuelo
De la vital simiente que aventas desde el cielo,
Con tu brazo solemne que el infinito abarca.
¡Augusto Sembrador! ¡Hermoso Patriarca!

Sol de la tarde, buen amigo de los viejos
Aldeanos, que dan a los mozos consejos,
Y dirimen contiendas de riegos y torales.
Sentados en los poyos que hay bajo los parrales.
Como jueces de un tiempo en que jueces no había.
Y era la tradición toda sabiduría.

Sol de la tarde, que ponías el reflejo
De tu lumbre lejana, como un reír de viejo,
En la torre de aquella casa, nido de hidalgos
Con aroma de mosto en el ¿aguan, y galgos
Atados en la puerta: La casa que fue mía,
De donde peregrino y pobre salí un día...


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