EL GUINDO - Juan Pedro Hebel


La Providencia atiende a las necesidades de todos los seres, disponiendo las variadas producciones del reino vegetal y las alternativas de las estaciones, dice en esta composición Juan Pedro Hebel, notable poeta alemán (1760-1826).

Díjole Dios cierto día
A la hermosa Primavera:
-Amiga, ve y ya prepara
Al gusanillo su mesa.
Del guindo entonces brotaron
Las hojas verdes y frescas.
Y el gusanillo que había
El invierno a duras penas
Pasado en su huevo, haciendo
Por sacudir su pereza,
Frotó sus cargados ojos
Y abrió su boca pequeña.
Después con sus nuevos dientes
Royó las hojas más tiernas,
Y so dijo: “¡Es delicioso
Este manjar! ¡Cómo cuesta
Partirlo!” En seguida Dios
Dijo de nuevo: “Ahora llega
A ponerle su cubierto
Del mismo modo a la abeja.”
El guindo entonces dio flores
A miles, blancas y bellas.
Al salir el sol de nuevo
La abejilla voló a ellas
En el instante, y se dijo'
“Será el café con que deba
Desayunarme. ¡Es de ver
Una taza tan bien hecha!
¡Qué porcelana tan linda
Y reluciente!” Y su seca
Trompa metió en la flor grata.
Y bebiendo satisfecha
A grandes sorbos, se dijo:
“¡Qué dulce está! ¡No, no cuesta
Mucho la azúcar! Aquí
La echaron a manos llenas.
Al Estío Dios hablara,
Diciéndole: “Amigo, es fuerza
Que también al gorrión
Dispongas hoy su merienda.”
Entonces pender del guindo
Mil rojos frutos se vieran,
Y el gorrión al momento
Exclamó: “¡Sea enhorabuena!
Llegaré sin ceremonia
A tan opípara mesa.
Esto debe dar al cuerpo
Fatigado algunas fuerzas
Y un claro timbre a mi voz
Para cantar mis endechas.”
Dios al Otoño dijo:
“Pues tu reinado ya empieza,
Puedes quitar los manteles.
Ya la comida está hecha,
Y todos hartos.” Entonces
Levantóse allá en las selvas
Un viento fresco y constante,
Penoso por su aspereza,
Que fue creciendo en enojos
Con las heladas primeras.
Y pálidas y purpúreas
Quedaban las hojas secas,
Y una tras otra caían...
Tal es la suerte que espera
A cuanto se alza del suelo
En el aire: cae en la tierra.
El buen Dios dijo al Invierno:
“Procura, donde convenga,
Cubrir los extensos campos,
Puesto que en ellos hoy reinas.”
Entonces cubrió el Invierno
Con una sábana inmensa
De nieve, el campo, y marchóse
A dormir, tras su tarea.