EL ÁNGEL Y EL NIÑO - Juan Reboul


Juan Reboul, poeta francés (1796-1851). se muestra en exceso pesimista en estos bellos versos, pues muy al contrario de ser, como el dice, “para una vida inocente lo más hermoso, su término”, nada hay más hermoso que la vida misma, cuyo disfrute constituye el mayor bien posible. Todos, chicos y grandes, tenemos derecho a la existencia, y estamos obligados a conservarla, procurando, por todos los medios a nuestro alcance, hacerla noble y útil.

Un ángel sobre una cuna
Inclinándose risueño.
Mirar parece su imagen
Como un límpido arroyuelo.

“Niño, que a mí te semejas,
Murmura con blando acento.
Ven y seremos felices,
No es digno de ti este suelo.

“No hay en él goce cumplido,
Ni placer sin sufrimiento;
Tiene el júbilo tristezas;
Va el suspiro tras el beso.

Turba el temor los festines;
Si un día brilla sereno.
Su serenidad no afirma
Para mañana el buen tiempo.

“¿Por qué han de nublar tu frente
Tan pura, dudas y anhelos?
¿Por qué ha de empañar el llanto
Tus ojos de azul de cielo?

“Ven, y al celestial espacio
Los dos nos remontaremos;
Dios te perdona los días
Del vivir pesado y tétrico.

“Cuando tu hogar abandones,
Nadie en él vista de negro,
Saluden tu hora postrera
Como tu primer momento.

“Nada en tu feliz partida
Recuerde tumbas ni féretros;
Para una vida inocente
Lo más hermoso es su término.”

El ángel las blancas alas
Abre, levantando el vuelo;
A las alturas se encumbra...
¡Pobre madre! ;Tu hijo ha muerto! 


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