MEDITACIÓN - Juan de Dios Peza


Labra en la torre parda golondrina
El nido que la hospeda en el verano;
Entre flores la abeja peregrina
Alza gótico alcázar soberano.

Son las rocas más tristes y más solas
De la gaviota audaz, seguro abrigo;
Y bajo el manto azul de inquietas olas
Vive el pez sin zozobra y sin testigo.

Nace el insecto bajo tosca piedra,
Y el cárabo infeliz muere olvidado
Donde con flores fúnebres la hiedra
Cubre el muro del templo abandonado.

Vive el cóndor que en atrevido vuelo
Salva abismos tan hondos como grandes
Bajo la augusta bóveda del cielo
En la elevada cima de los Andes.

¿Mas dónde ¡oh Dios! tu poderosa mano.
Que al orbe presta impulso y movimiento,
Ha colocado el nido soberano
Donde se forma y crece el pensamiento?

El mar es un abismo, y lo sondea
El hombre en busca de grandeza y nombre;
Mas ¿dónde está la cuna de la idea,
Que aun no la puede descubrir el hombre?

¿Quién dio a Colón la inspiración secreta
Que realizó su esfuerzo temerario?
¿Qué libro consultó cada profeta
Al anunciar los hechos del Calvario?

¿Quién ha encendido ese astro fulgurante
Que todo el cielo con su luz abarca?
¿Dónde encontró su inspiración el Dante,
Newton su genio y su pasión Petrarca?

¿Cómo ha podido, obrero sin segundo,
Alzar el hombre templos y ciudades,
En alas del vapor cruzar el mundo,
Y burlar las soberbias tempestades?

¿Quién le dio su poder a la conciencia,
Luz a los ojos, fuerza a la memoria?
¿Por qué amamos los triunfos de la ciencia.
De la virtud, del genio y de la gloria?

¿En dónde ¡oh Dios! tu poderosa mano.
Que al orbe presta impulso y movimiento.
Ha colocado e! nido soberano
Donde se forma y crece el pensamiento?

¡Por todo el cosmos tu poder se extiende!
¡Sólo tú sabes lo que el hombre ignora!
Nadie el misterio de tu ser comprende...
¡Oh eterno Dios! ¡mi corazón te adora!