De las diferentes composiciones


Cada verso de una composición poética es como un peldaño de escalera, por la que subimos y nos acercamos al pensamiento del poeta, es decir, a la idea total que le impulsó a escribir su poesía. Con los versos va adquiriendo dicha idea desenvolvimiento gradual y ofreciendo diversidad de matices, hasta que al final se complementa y redondea.

La poesía lírica se manifiesta en diversas composiciones, que llevan distintos nombres, tales como: oda, elegía, sátira, canción, salmo, himno, balada, madrigal, epigrama, letrilla, etc. Todo depende de su carácter. Por ejemplo, la elegía es un poema de dolor, un canto lúgubre, melancólico, que conmemora en versos pomposos y solemnes los hechos o las virtudes de un gran hombre desaparecido, o de un pueblo muerto, de una nación histórica. De la oda no podríamos dar una definición exacta, pues, aparte su variedad de asuntos y metros, tiene después caracteres diferentes, y se llama sagrada, heroica, filosófica, moral, anacreóntica, etc. La sátira es un poema en que se censuran los vicios y ridiculeces humanas. La canción es una composición en que, por lo común, se expresan afectos tiernos y amorosos. El salmo es puramente religioso, y se entona en alabanza a Dios, a diferencia del himno que, además de religioso, suele ser patriótico. El madrigal es poesía de enamorados, y en él hace el poeta elogio de la mujer querida, que no pocas veces es una concepción ideal de la fantasía del poeta, etcétera.

Nada hemos dicho de la poesía festiva o alegre, y ésta también merece que le dediquemos alguna atención. Verdad es que, hablando en todo rigor, no puede tenérsela por verdadera poesía. Pero este género de composiciones son también obras de arte que pueden tener y tienen de hecho, en muchos casos, su peculiar belleza. De ello se convencerán nuestros lectores leyendo la primorosa descripción de la cena de Baltasar del Alcázar y otros versos excelentes de poetas festivos, antiguos y modernos. El teatro español antiguo, o clásico, es riquísimo en donaires, que hicieron célebres a Lope de Vega, Calderón, Tirso de Molina, Moreto y otros grandes poetas. El ingenio de buena ley es también oro puro, como la poesía en su aspecto más noble. El buen gusto de nuestros lectores sabrá distinguir los versos alegres, que no por esto dejan de ser morales, de los chabacanos e insulsos.

Recordemos que la obra en prosa más grande que se ha escrito en castellano, es Don Quijote, y que su autor, el incomparable Miguel de Cervantes, ha sido uno de los escritores más regocijados y divertidos del mundo. Así, entre los poetas, los hubo y los hay que, escribiendo en broma, han hecho obras inmortales.


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