Santa Catalina, la admirable joven que desafió las iras del emperador


Es costumbre, en algunas partes de Inglaterra, celebrar la noche del 5 de noviembre quemando una rueda de fuegos artificiales,; llamada rueda de santa Catalina. Consiste dicha rueda en un aro de madera con varillas, en vez de rayos, y provista de cohetes en toda la circunferencia, de modo que, fijándola en una pared y encendiendo la pólvora del interior de los cohetes, toda la rueda se enciende y silba y arroja chispas, a la vez que gira vertiginosamente, apareciendo a la vista como un aro de fuego de diversos colores.

La rueda de santa Catalina recibe su nombre de la heroína que fue martirizada con una rueda. Llamábase Catalina de Alejandría. Era cristiana y la joven de más privilegiado entendimiento que en sus días había en todo Egipto. Vivió en el siglo iv, cuando la mayor parte de la gente que la rodeaba era pagana. Oyó un¡ día que el emperador Maximino había ordenado matar a muchos infelices, para ofrecer así un sacrificio a los ídolos que adoraba, y entonces la intrépida virgen fue a palacio y condenó su crueldad e insensatez.

En vano trató el emperador de entrar en discusión con la joven: ésta tenía mucho más talento que él, y, además, la causa que ella defendía era tan justa y recta, que difícilmente podían oponérsele objeciones que tuvieran visos de razonables. Viendo el emperador que no podía contestar a los argumentos de Catalina, mandó buscar a todos los sabios para que contendiesen con ella; pero tampoco consiguieron refutar sus razones. La santa los derrotó a todos en una gran controversia, y muchos de os que habían oído sus admirables palabras se convirtieron al cristianismo. De tal suerte se encolerizó entonces el emperador, que condenó a la joven a ser atormentada en una rueda hasta que exhalara el último aliento.

No podemos describir con exactitud dicha rueda. Una versión dice que tenía la forma ordinaria, pero que estaba erizada de puntas, las cuales herían a la santa al menor movimiento. Otra refiere que no era una, sino cuatro juntas, armadas con dientes. Sea cual fuere la naturaleza de aquella rueda, la joven Catalina fue atada a ella. Entonces sucedió una cosa maravillosa. Apenas acababa de ser puesta en el suplicio, cuando se le apareció un ángel -según cuentan antiguas narraciones-, el cual rompió sus ligaduras, hizo añicos la rueda, mató al inventor de ésta y exterminó también a varias personas crueles que habían acudido a presenciar el martirio de la heroica joven. Los que pudieron escapar huían gritando: “¡Grande es el Dios de los cristianos! ¡Sus obras son poderosas en el cielo y en la tierra!”

Pero el depravado emperador no estaba satisfecho. Ordenó azotar a Catalina y encerrarla en un oscuro calabozo, sin darle alimento durante doce días. En medio de su dolor, tuvo la joven visiones consoladoras, y dice la historia que una paloma le llevaba de comer.

Al fin de los doce días, el emperador hizo sacar a Catalina y la mandó decapitar, y así halló la muerte.

Esto refieren los libros antiguos. Lo cierto es que santa Catalina fue martirizada en una rueda de tortura, y que de esta prueba salió con vida. Los cuadros antiguos de la santa la representan con la simbólica rueda que recuerda el noble valor de la santa,