El maravilloso ingenio de Jorge Stephenson


Después de doce meses de ensayos infructuosos, había sido necesario abandonar una máquina destinada a secar un pozo. Stephenson, que había anunciado a sus compañeros, sin ser creído, este fracaso, dijo entonces a uno de ellos: “Si yo pudiera reparar a mi gusto esta bomba, antes de ocho días bajaríais al pozo”. Llegaron estas palabras a oídos del director, el cual, sin resultado favorable, había acudido antes a los ingenieros y mecánicos de la comarca, y, aunque un tanto desconfiado, no tuvo inconveniente en llamar a Stephenson. Empleó éste cuatro días en desmontar la máquina, colocar las piezas según sus ideas, y modificar lo que le parecía defectuoso; al quinto día armó la máquina, y al siguiente funcionó, permitiendo continuar la explotación. Satisfecho el director de la habilidad de su operario, lo nombró ingeniero de la mina con un importante sueldo anual.