La noble madame Roland, que murió en la guillotina


El partido republicano estaba dividido en dos bandos, los jacobinos y los girondinos; y de éstos, los jacobinos eran los más sectarios. Los girondinos querían una república como la de la antigua Roma, pero no deseaban destruir sin tener con qué reemplazar lo destruido.

Entre los girondinos, madame Roland tenía gran influencia; considerábasela una mujer noble y de talento. Poco después de la muerte del rey, los jacobinos subieron al poder, derribando a los girondinos, que deseaban evitar el derramamiento de sangre. Muchos fueron arrojados a la cárcel, entre ellos madame Roland; y otros muchos fueron enviados a la guillotina, a pesar de haber luchado ardientemente por la libertad. Y así ocurrió que madame Roland murió del mismo modo que María Antonieta.

Entre los hombres que cometieron los peores crímenes de la Revolución, hay tres a quienes comúnmente se cita juntos: Danton, Marat y Robespierre; a uno de ellos poco le faltó para haber sido un grande hombre. Tal fue Danton, terrible, impávido, inhumano. Él motivó las matanzas de setiembre; pensó que éste era el único medio de evitar un levantamiento de los realistas en el preciso momento en que parecía que los ejércitos extranjeros marchaban sobre París. Y él fue quien pronunció tan feroces palabras, cuando los reyes de Europa parecían concentrar sus fuerzas para aplastar a la República Francesa: “A los reyes les arrojaremos la cabeza de un rey como trofeo de guerra”, con lo que anunciaba la decapitación de Luis. Después pretendió darse las manos con los girondinos para detener el derramamiento de sangre, mas éstos no quisieron unirse con él; de modo que tuvo que permanecer con los jacobinos, aunque se esforzaba siempre por contenerlos; posiblemente no deseó matar sino cuando lo consideraba necesario para aterrar a los enemigos. Pero los más crueles de entre ellos prevalecieron, y Danton, a su vez, fue enviado a la guillotina.