Copérnico, el gran astrónomo de los albores de la edad moderna


La historia moderna de la astronomía alboreó con Nicolás Copérnico, nacido en Polonia en 1473, y muerto en 1543. Fue Copérnico uno de los poderosos ingenios que produce de tarde en tarde la Humanidad, Dícese que sus padres eran esclavos o siervos, pero cuando menos es indudable que pertenecían a la clase más pobre de la sociedad. Por fortuna, Copérnico tenía un tío obispo, de quien era amado entrañablemente. Muy joven todavía el futuro astrónomo, al quedar huérfano de padre y madre, fue recibido por su buen tío, que desempeñó para con él los cuidados de padre, y gracias a quien pudo el muchacho seguir la carrera eclesiástica.

Ordenado sacerdote y nombrado canónigo en la catedral de su tío, consagró Copérnico su existencia al alivio de los enfermos, a la prédica, y al estudio de la astronomía. Leía cuanto le era posible los escritos de los antiguos astrónomos, y. con su clara inteligencia, comprobó que no eran del todo ciertas las conclusiones a que había llegado Tolomeo. Por las noches, sentado en la torre, contemplaba las silenciosas estrellas y se sumergía en sus misterios.

Convencido, al fin, de que no es el Sol el que da vueltas alrededor de la Tierra, sino que son la Tierra y los planetas los que dan vueltas alrededor del Sol, escribió una obra con el objeto de demostrar la nueva teoría. Esta obra contenía grandes y admirables verdades, y ha sido considerada como el fundamento de la astronomía moderna. Por temor a las prevenciones de la época, resistióse, en una larga lucha interior, a entregar su manuscrito a la imprenta; por fin, viendo muy cercano el término de su vida, decidióse a imprimirlo, y el día que precedió al de su muerte, pudo tener en sus manos el nuevo libro.