Filipo, rey de Macedonia, trata de gobernar sobre toda Grecia


Mientras los Estados griegos continuaban arruinándose mutuamente con sus obstinadas porfías, surgía al Norte, en Macedonia, un poderoso reino, también griego, aunque no tan civilizado como el resto de Grecia. Era su desarrollo obra, en su mayor parte, del astuto rey Filipo; y la prosperidad de aquel nuevo reino despertó la sospecha general de que este soberano pretendía imponer Macedonia a todos los demás Estados griegos. Otros tenían el convencimiento de que Filipo no se contentaría con esto, sino que trataba de hacerse dueño de todo el país; por esto el gran orador Demóstenes, elocuentemente, quiso arrastrar el espíritu de los atenienses contra tan desmesurada ambición.

Fue Demóstenes uno de los más sublimes oradores que han existido, y sus magníficos discursos y oraciones sirven aún hoy día de modelo de oratoria persuasiva, por su gran virtud de convencer a las muchedumbres. Cuéntase de él que llegó a ser tan perfecto y claro orador, que podía hablar distintamente poniéndose guijas dentro de la boca y era capaz de recitar versos en alta voz subiendo la cuesta de una colina. Refiérese también de él que se consagró por entero al estudio para poder expresar bien cuanto quisiese decir.