Carácter de Hernando de Magallanes: un tramontano duro y decidido


Nacido hacia 1480, Magallanes contaba 38 años cuando abandonó Portugal. Estaba, pues, en la plenitud de su edad, en ese momento de la vida en que aún se es joven y ya se tiene experiencia y madurez para emprender con firmeza el camino hacia el ideal forjado.

Era tramontano, de una provincia donde los hombres, decididos y duros, no tienen la blandura del natural del Miño, ni la violenta disposición de los hijos de Alentejo. La fuerza portuguesa, el carácter que tanto produjo santos como don Juan de Castro, cuanto hombres firmes en la aventura osada como Vasco de Gama, aparece transformada en obstinación en Magallanes, que no cede ante nada después de haber dejado su patria por una razón bien meditada. Como los toros que arremeten con los ojos cerrados, así se nos aparece el futuro circunnavegador del Globo cuando decide expatriarse; pero su buen natural sufrió mucho en esos días de ansiedad. En la víspera de su partida de Sevilla, todavía diría al emisario del rey don Manuel que si todo fallase "allá quedaba la sierra de Ossa y siete varas de paño y algunos puercos". El cenobio aparecía como un lugar de redención para aquellos hombres arrastrados por las tentaciones de la gloria, los descubrimientos y las riquezas. Gimiendo en la soledad de una celda, como don Juan de Castro en su ermita de Peña Verde, los héroes buscaban en Dios un consuelo de las amarguras del mundo.

Si efectivamente nació en 1480, fue a los 25 años de edad cuando embarcó en la armada de don Francisco de Almeida, primer virrey de la India portuguesa. Era entonces Magallanes joven y humilde: fue soldado, como los aventureros que iban a ultramar, para forjar riquezas en Oriente. Tres años después estaba de regreso en Portugal, y en 1508 lo encontramos alistado otra vez en la escuadra de la India. Al cabo de poco tiempo sus servicios fueron suficientes como para que, a su regreso a la patria, pasara a formar parte de la casa del rey don Manuel, donde gozó privilegios de cierta amplitud.