Guillermo Tell atraviesa de un flechazo una manzana puesta sobre la cabeza de su hijo


Es natural que todos los pueblos amen su libertad; pero en este amor han descollado siempre los habitantes de las zonas montañosas. Citemos a Suiza, sometida en otro tiempo al archiduque de Austria, quien a veces era también emperador. Suiza se hallaba dividida en distritos, denominados cantones, sobre los que ejercía dominio un dignatario nombrado por el archiduque, quien gobernaba con excesiva rigidez.

Cuenta la tradición que un recio arquero, llamado Guillermo Tell, negóse a obedecer una orden que obligaba a los suizos a descubrirse ante el sombrero del archiduque, colocado como símbolo de autoridad en el extremo de una pica. Por ello fue preso con su hijo pequeño, sobre cuya cabeza pusieron una manzana, y obligaron a Tell a disparar sobre ella, bajo pena de muerte. Así lo hizo el arquero, y la traspasó de parte a parte. Salvó así su vida y la de su hijo sin perjuicio de mantener bien altos su dignidad y su amor a la libertad. Algún tiempo después, Guillermo Tell sorprendió al representante del archiduque en una emboscada y lo mató, según podremos leer en la historia completa del extraordinario arquero suizo narrada en otro lugar de este mismo libro.