La civilización de occidente a través de Rhomas Mann, uno de sus más veraces cronistas


 Thomas Mann, nacido en Lübeck el año 1875, hijo de un acaudalado comerciante, publica a los veintiséis años su primera novela: Los Buddenbrook y queda consagrado como un importante novelista de su época. Después de la caída de Guillermo II, a consecuencia de la derrota alemana de 1918, Mann se manifiesta partidario fervoroso de la república y la democracia alemanas. Años más tarde, con el advenimiento del nacional-socialismo al poder, temiendo las persecuciones por su origen judío, se radica en Estados Unidos y adopta la ciudadanía estadounidense.

La lectura de sus libros Tristán, Tonio Kroger, Le muerte en Venecia, Alteza Real, y en modo especial, La montaña mágica nos permiten advertir cómo Thomas Mann pudo reflejar el mundo europeo de comienzos del siglo xx en los estratos superiores de su sociedad.

La enjundia y jerarquía de su obra literaria deciden a la Academia Sueca a otorgarle el Premio Nobel de Literatura el año 1929, y ese galardón no es otra cosa que un acicate para el novelista; después nacen de su pluma Mario y el encantador, Carlota en Weimar, y Las cabezas trocadas. Como en Goethe, en Mann se conjugan el espíritu germánico y la tendencia filosófica con el espíritu latino, que florece en la pasión artística y en el amor y la fruición por la vida terrena.