Los primitivos habitantes de Rusia fueron los eslavos, pueblo del Asia Central


Fue a lo largo de las márgenes de esos ríos donde se asentaron los eslavos, pueblo proveniente del Asia Central, atraídos por esa inmensa planicie de gran fertilidad y abundantes pastos. Con el correr del tiempo formaron sus clanes, reuniéndose en grupos cada vez mayores, hasta que fundaron dos ciudades de relativa importancia: Kiev y Novgorod. Estas dos agrupaciones humanas constituyeron el esqueleto de esa inmensa nación que hoy es Rusia.

En el siglo ix llegaron a esa región tres hermanos varegos (vikingos), venidos de Escandinavia, al Norte, quienes, según dice la Historia, habían sido llamados por los habitantes de Novgorod para que pusieran fin al desorden que reinaba en su país. Al poco tiempo asumió el gobierno Rurik, uno de los hermanos, e inició una dinastía que se mantuvo en el poder durante varios siglos y que, poco a poco, fue perdiendo su primitiva nacionalidad escandinava para adoptar las costumbres del pueblo que entonces regía.

Los descendientes de Rurik gobernaban sus dominios desde la ciudad de Kiev. De allí hasta el mar Negro la distancia no es grande y el camino no ofrecía dificultades, de manera que no demoró en llegar a Constantinopla, capital del Imperio Bizantino, la noticia de la existencia de una nación organizada situada al Norte. Partieron entonces de Constantinopla religiosos que se dedicaron a catequizar a los eslavos, que adoraban dioses representativos de las fuerzas naturales. De esta manera, los habitantes del territorio que habría de constituir Rusia recibieron la religión cristiana de la Iglesia Ortodoxa Griega, que hasta hoy persiste en la población rusa. Juntamente con la religión recibieron los rusos la influencia de la cultura oriental.