Juan Sobieski, el gran defensor del cristianismo


El último gran rey polaco. Juan Sobieski, se hizo célebre en toda Europa como Defensor del Cristianismo. En efecto, en 1683, cuando la invasión turca se extendía hasta Viena, el emperador austríaco Leopoldo, que no contaba con suficientes fuerzas para defender la capital, envió mensajes al rey de Polonia solicitando ayuda, y Juan Sobieski marchó en su socorro con un poderoso ejército. Tan sólo el nombrarlo era bastante para infundir terror a los turcos, quienes ya lo conocían por haberse encontrado con él en varias batallas y sabían por experiencia de la potencia de su espada. Su fe extraordinaria requería siempre el aliento que le daba su religión. La mañana anterior al gran encuentro, Sobieski se dirigió a una pequeña capilla de Kahlenberg, villa cercana a Viena, y después de haber comulgado acudió al campo de batalla. Los turcos fueron completamente derrotados, pero Sobieski nunca hizo ostentación de esta victoria que salvó a Europa. Envió a su palacio un mensaje redactado con las clásicas palabras que usara el gran Julio César, a las que introdujo una modificación dictada por su fe y su modestia, de manera que en lugar del famoso Veni, vidi, vici del romano, él escribió: “Vine, vi y Dios venció”.