Saqueo de Constantinopla y dispersión de sus riquezas


Por aquel tiempo, peregrinos de todo el mundo iban a pie a visitar los templos de la Ciudad Santa, y las descripciones de los malos tratos de que eran víctimas por parte de los musulmanes dieron en Europa nacimiento a las Cruzadas.

La cuarta cruzada, mandada por Balduino de Flandes, distó mucho de ser lo que se pretendía de aquellas guerras santas. Los cruzados, que se detuvieron un tiempo en Constantinopla en espera de naves para trasladarse a Oriente, hicieron con la República de Venecia ciertos pactos por los que se obligaban a ayudar a los venecianos contra el emperador bizantino; y realmente cooperaron con ellos al sitio y toma de Constantinopla.

Durante el último siglo de la existencia del antes poderoso pero ya moribundo imperio, sus exterminadores, los turcos osmanlies y otomanos empezaban poco a poco a abrirse camino hacia Constantinopla. Las provincias asiáticas, las principales islas y puertos fueron cayendo poco a poco bajo su dominio.