Esfuerzos de los griegos para salvarse de la dominación persa


No lejos de estas chucherías vense jabalinas y otras armas del campo de Maratón. Por más veces que se relea la historia de estas luchas, su gloria jamás se marchita. Ya hemos visto en otro lugar la anécdota del corredor Filípides, y su heroica carrera de Maratón.

Otra historia conmovedora es la de la pequeña ciudad de Platea, la cual envió todo su ejército de 1.000 hombres para hacer frente, con el de Atenas, a las huestes de los persas, en tanto otros Estados presentaban toda suerte de excusas para no comparecer. Esparta no podía suspender sus juegos anuales. Este acto de los de Platea ha sido siempre considerado como uno de los más heroicos de toda la historia griega; pues ¿qué esperanza podían alentar de victoria ante un enemigo tan poderoso?

Mientras Jerjes se aprestaba para invadir a Grecia por tercera vez, en los puertos de Atenas reinaba una actividad febril. Temístocles, uno de los grandes hombres de la época, desvivíase por hacer de Atenas un gran Estado naval, construyendo naves con todo el dinero que pudo allegar. Ya hemos visto de cuánto provecho fueron estas naves una vez forzado el paso de las Termopilas e incendiada Atenas. Ellas salvaron a Grecia en Salamina, al derrotar en el estrecho a la poderosa escuadra persa ante los ojos del mismo Jerjes, impotente en su desesperación.