Excursiones para visitar algunos lugares y monumentos notables


Antes de dejar a Dublín, es interesante hacer algunas excursiones a puntos cercanos. Una de ellas es al Phoenix-Park, donde residía el virrey una parte del año. Phoenix-Park es uno de los parques más bellos del mundo con sus hermosas avenidas y bosques, el lago en el Jardín Zoológico y la estatua de un gran irlandés, el duque de Wellington. Otra excursión deliciosísima es la de Clondalkin, para ver la torre redonda más cercana y más antigua. De estas torres hay muchas en Irlanda, y se cree que fueron usadas por los daneses como refugio. La de Clondalkin tiene murallas de un metro de espesor, y la puerta, cuatro metros y medio desde el suelo; la torre, que se va estrechando suavemente hasta la cúspide, alcanza veinticinco metros y medio de altura. Se cree que cuenta más de mil años, pues data de la época de las invasiones.

Pueden hacerse otras excursiones para ver las ruinas y las famosas cruces de Monasterboice y los bancos de la Boyne, donde se riñó la batalla que decidió la suerte de Jacobo II, y estableció a su yerno Guillermo el Holandés en el trono de Inglaterra. Pero más grata nos sería aun la visita a la verde colina de Tara, donde no son precisamente ruinas lo que hay que ver sino los corredores de Tara, cuyos ecos repiten la salvaje música del bardo rústico. Tara es siempre famosa por sus cantos, y lo es en la historia, por haber sido la vieja capital de la nación irlandesa.