En la isla de Gran Bretaña no se encuentran cursos de agua de gran volumen ni extensión


Aunque los ríos británicos no impresionan por la longitud de sus cursos ni por su caudal, existen en gran número y contribuyen no poco al desenvolvimiento económico del país, ya sea como fuentes de energía o como vías de comunicación.

Entre los más importantes citaremos al río Forth y al Clyde, en Escocia; al Támesis, en Inglaterra, cuyas aguas se deslizan bajo los puentes de Londres, ciudad que atraviesa en su carrera hacia el mar del Norte, en el que vuelca sus aguas. Posiblemente el Támesis es el río que más trascendencia tuvo y tiene en la historia de Inglaterra, por su influencia económica; su calado permite la navegación hasta Londres y aun más arriba, de modo que la poderosa metrópoli, una de las ciudades más pobladas de la tierra, puede recibir directamente en su seno las resultantes de su activísimo comercio mundial. En el país de Gales nace el río Severn, cuyo recorrido es apenas un poco más extenso que el del Támesis, pero que no tiene la importancia de éste. Entre los restantes, todos ellos de extensión mucho más reducida, cabe mencionar al Mersey, vía de salida de la producción industrial de Liverpool y otras ciudades igualmente importantes en la economía del Reino Unido, tales como Birminghan, Manchester, Preston, Chester, Bradford, Sheffield, Nottingham y Blackbum.