La gran batalla por la posesión de Moscú

Dicha ocupación tenía un precedente histórico: Napoleón había llegado a ella, pero su conquista fue efímera, puesto que el incendio de la ciudad, provocado por los mismos rusos, lo obligó a abandonarla. Ahora Hitler esperaba repetir la hazaña del Gran Corso y, por supuesto, abrigaba la esperanza de llegar a poseer la ciudad intacta y establecer allí sus cuarteles de invierno.

En su ataque, el ejército alemán llegó a 55 kilómetros de Moscú, pero la enconada resistencia soviética puso fin al avance. Duros contraataques ordenados por el comando soviético aliviaron la situación; si bien no fueron completamente alejadas las tropas de Hitler, al finalizar el primer año de guerra el ejército ruso quedaba en pie, y aunque los germanos ocupaban enormes extensiones de territorio, los principales centros no habían sido capturados. Los beneficios que obtenían con la ocupación eran mínimos, pues la táctica de tierra arrasada, surtía sus efectos.