Estalla la guerra ruso-finesa; sus consecuencias

En los frentes de guerra reinaba gran calma. Pequeñas escaramuzas de patrullas a lo largo de la faja de terreno que se extendía desde la línea Maginot hasta la Sigfrido, en la frontera franco-alemana, eran toda la actividad bélica.

En tanto, la intranquilidad cundía por el mundo; las consecuencias del estado de guerra se hacían sentir en los países, y por sobre todo se aguardaban grandes acontecimientos cuya índole nadie podía precisar. La tensión se agravó cuando Rusia hizo algunas demandas a Finlandia. En ese momento las exigencias territoriales de los rusos parecieron voracidad de un pueblo fuerte frente a otro débil, pero 18 meses después, cuando Alemania atacó a Rusia, se justificaron plenamente, pues los germanos se valieron de los pueblos pequeños como base para lanzarse después sobre los mayores.

El 30 de noviembre estalló la guerra entre Rusia y Finlandia. El terreno de este último país, cubierto de bosques y pantanos, facilitó la defensa y los hábiles esquiadores finlandeses desgastaron a los rusos mediante una desesperada guerra de guerrillas. Empero, la pequeña Finlandia no pudo hacer frente a su enemigo por mucho tiempo, y el 13 de marzo de 1940, por intermedio de Alemania, solicitó la paz y concedió a Rusia las bases y territorios que ésta reclamaba. Más tarde, Finlandia concedió permiso a Alemania para llevar su ataque contra Rusia por su territorio y terminó por unirse al Tercer Reich en su lucha contra los Soviets.