Nuevas armas de guerra: aparecen el avión y el tanque


Mientras las acciones de los ejércitos se limitaban a la lucha de desgaste, y en el mar ya sólo actuaban por parte de los Imperios! Centrales algunos submarinos, aparece una nueva arma que introduce un nuevo tipo de lucha: la aérea. El aeroplano, que hasta principios de la guerra sólo tuviera carácter experimental, fue desarrollado rápidamente, y ambos bandos comenzaron a hacer uso de él, primero para efectuar reconocimientos y dirigir desde lo alto el fuego de artillería, y, después, como medio directo de combate. Frágiles aparatos que hoy nos parece imposible que hayan podido elevarse y combatir, volaban sobre las trincheras, ametrallaban a los combatientes y sostenían duros duelos entre ellos. Al mismo tiempo se utilizaban los dirigibles y los globos cautivos, pero no alcanzaron a tener para la lucha la importancia que gradualmente adquiría el aeroplano.

Por último, cuando éste pudo ser empleado para transportar bombas y arrojarlas sobre las filas enemigas, se convirtió en factor decisivo para el desarrollo de las batallas. Ambos combatientes se empeñaron por desarrollar cada vez mejores y más poderosos modelos, y de esta manera, al finalizar la guerra, el aeroplano había conquistado un preponderante papel tanto en las actividades de la lucha como las de la paz, al ser aplicado al transporte de carga y pasajeros.

Juntamente con la aviación apareció un nuevo elemento de lucha: el tanque. En los asaltos a las trincheras, la mayor dificultad era atravesar los alambrados de púa que se tendían frente a ellas, y el fuego cerrado de las ametralladoras. Para obviar este inconveniente, los británicos crearon el tanque de guerra, vehículo blindado que, arrastrándose sobre poderosas ruedas, como un gran tractor, transportaba uno o varios cañones y su respectiva dotación. Estos tanques salvaban zanjas y alambradas, y mientras tanto su fuego protegía a la infantería que avanzaba, o destruía a la enemiga que procuraba cruzar la tierra de nadie. Pronto los tanques también fueron construidos por los alemanes, y entonces ya no sólo se vio la lucha de hombres en la tierra y de aeroplanos en el cielo, sino también de máquinas en la tierra. A pesar de su importancia, el tanque no llegó, en este conflicto bélico, a ser un arma decisiva, pero sí lo sería en la segunda Guerra Mundial, cuya historia hacemos en otra parte de esta obra.