Cómo Bulgaria fue, en repetidas ocasiones, atacada por ejércitos rusos, griegos y tártaros


Bulgaria está situada al sur del Danubio. Las ruinas del palacio de sus antiguos gobernantes muestran su magnificencia de mil años atrás. Sus reyes presidían en tronos de marfil ornados de oro y pedrería, ataviados a su vez con ricas cadenas de oro, perlas y diamantes, en un palacio con columnas de mármoles y mosaicos. En el siglo x, la monarquía empezó a debilitarse por su desunión. Se vio atacada sucesivamente por rusos, griegos y tártaros, y finalmente cayó bajo el poder de los turcos. Durante cinco siglos este infortunado pueblo fue víctima del mal gobierno turco, pero en 1877, con la ayuda de Rusia, se rebeló contra sus opresores.

Heroicas campañas presenciaron los desfiladeros de los montes Balcanes durante los años 1877 y 1878; finalmente, por un tratado que se firmó en Berlín por Rusia, Turquía, Austria y Gran Bretaña, se acordó que Bulgaria llegase a ser un principado, bajo la soberanía del Sultán pero con un gobierno cristiano y un príncipe elegido por el pueblo. Alejandro de Battenberg fue el primer gobernante y le sucedió Fernando de Sajonia-Coburgo. La provincia que se hallaba al otro lado de los Balcanes, esto es, la Rumelia Oriental, debía permanecer bajo el dominio directo de Turquía; mas este acuerdo quedó destruido por una revolución, y también la Rumelia se unió al reino de Bulgaria.

Excelente ganado se cría en las laderas de los Balcanes; la agricultura adelanta, al igual que en Grecia, y son comunes las pequeñas haciendas trabajadas por los campesinos propietarios. Se aprovecha la fuerza hidráulica, así como carbón y minerales en las montañas; Bulgaria se ha hecho famosa por sus bordados y sus cultivos de rosas. La batalla decisiva librada en Shipka, en 1877, ocurrió en medio de jardines de rosas, de los cuales hay miles en las laderas, bañadas por el sol, del valle de Maritza.