Sumatra, cuyos indígenas comían carne cruda de los reos


Próxima a la península de Malaca descuella, en el archipiélago asiático, la gran isla de Sumatra (430.000 kilómetros cuadrados), que forma parte de Indonesia.

Por su posición tropical ostenta Sumatra poderosa vegetación; en ella hay bosques impenetrables, que jaha hollado la planta humana, y otros que producen maderas preciosas, gomas y resinas, y en los cuales crecen prodigiosamente el árbol del pan, el sándalo, el benjuí, la casia y más de diez especies de canelos, cuyos productos son objeto de gran exportación; no obstante, es mucho mayor la de pimienta negra.

Por los bosques de la costa vagan elefantes, rinocerontes, tigres, panteras, osos, y perros salvajes, a la par que sus ríos están infestados de temibles cocodrilos.

La población de Sumatra, más de 13.000.000 de habitantes, se compone de elementos muy variados; malayos, indios, árabes y chinos son los principales habitantes. Entre ellos los battas forman la base de la población. Sus costumbres son salvajes y miserable su vida, aunque no dejan de tener alguna idea del orden social. No nos detendremos en describir sus bárbaros usos, pero sí diremos que aunque no pasaban por antropófagos, comían cruda y palpitante la carne de los reos que sufrían la pena de muerte, y de quienes toda la población tenía derecho a adquirir un trozo, que devoraban al punto.

Estos pueblos tienen una especie de escritura, de extraños jeroglíficos, que graban con cuchillos en la corteza de los árboles y en canutos sueltos de vegetales casi exclusivamente.

A juzgar por las inscripciones halladas en el país, y por otros datos, la isla o parte de ella estuvo bajo la dominación de los indios en los primeros siglos de la era cristiana, y hay indicios de que existió un estado indio muy poderoso en los territorios que luego pertenecieron a la sultanía o reino de Manangkabo, que llegó a su apogeo en el siglo xv.

Los portugueses fueron los primeros europeos que llegaron a sus costas, a principios del siglo xvi, en el año 1506, y los holandeses se establecieron en ella en 1663. Ingleses y holandeses lucharon enconadamente por su posesión hasta el año 1824, en que quedó en poder de los últimos.

En la segunda Guerra Mundial, Japón invadió la isla y prometió a los nativos la independencia. En 1945, tras la derrota japonesa, se constituyó en Batavia un gobierno republicano, que proclamó la independencia de las islas que formaban las Indias Orientales Holandesas. Tropas británicas desembarcaron en Java y Sumatra y ayudaron a los holandeses en su lucha por aplastar el movimiento nacional; pero Holanda se vio forzada a reconocer la existencia de una Federación, unida a la metrópoli bajo la dinastía de Orange, que posteriormente, en 1954, alcanzó la independencia total y definitiva.