La destitución de Jacobo II y el reinado de Guillermo III. La reina Ana. La guerra con Francia


Al morir Carlos II le sucedió en el trono su hermano Jacobo II, cuyo reinado fue breve, pues sus menguadas dotes de gobernante y su falta de tacto al tomar, como Carlos, dinero del rey de Francia y querer hacer cosas que pugnaban con los derechos del pueblo, determinaron, al cabo, la franca rebelión de éste, que ofreció la corona a Guillermo de Orange, el estatúder de Holanda, esposo de María, la hija mayor del rey Jacobo. Al ver perdido el trono de su marido, la reina María de Módena huyó a Francia con su hijo, a quien sus partidarios llamaron siempre Jacobo III.

En los comienzos del reinado de Guillermo III y su esposa María, se aprobó una ley que dejó bien deslindadas las atribuciones del soberano, y vino a proclamar los principios que tanta sangre habían costado desde los tiempos de Juan Sin Tierra, a saber: que la función legislativa era propia y privativa del Parlamento; que éste era quien debía fijar el sistema tributario, y que en él debía existir absoluta libertad de palabra.

Francia ayudó a Jacobo II a alzar su bandera en Irlanda, pero Guillermo lo venció en el Boyne; y los escoceses, que también combatieron al nuevo soberano, hubieron de deponer, al fin, las armas al ver la inutilidad de sus esfuerzos.

Ana, hermana de María, sucedió a su cuñado Guillermo; y en el mismo año (1702) estalló una gran guerra con Francia. Luis XIV, que en todos sus actos se había mostrado siempre enemigo de Inglaterra, quería que su nieto Felipe V de España pudiera sucederle en el trono francés; y, como ello habría hecho de Francia la nación más potente de Europa, Holanda, Inglaterra y casi todos los príncipes alemanes se coligaron contra él. Los brillantes triunfos que en esta campaña obtuvo el duque de Marlborough dieron a Inglaterra la seguridad de que no se unirían las coronas de Francia y España.

Durante esta guerra se efectuó la unión de Escocia e Inglaterra, bajo el nombre de Gran Bretaña. Solemne día fue el de la primera reunión del Parlamento británico presidido por la reina Ana. A la cruz blanca de San Andrés sobre fondo azul, se juntaba, en la bandera, la roja de San Jorge sobre fondo blanco. Pero la Union Jack, como los ingleses llamaban a la unión de las Islas Británicas, aún no quedaba completa. Esta gloria estaba reservada a Pitt, el gran ministro de Jorge III.